Dicen que el presidente Alan García quiere sumarse al trencito de Keiko Fujimori y el presidente venezolano Hugo Chávez. Pero el mandatario del Caribe ha dicho que ese gordo no pasa, para tener en su sitio las carteras.
El presidente García entonces se quedó en el baile de la segunda vuelta en la cual máquina para ver cómo sigue ayudando a fin de que no salga elegido el candidato que no le gusta. García le ha puesto la puntería al aspirante que alza por el aire el tema de la lucha contra la corrupción.
Cuando García escucha que alguien anda diciendo que va a luchar frontalmente contra la corrupción al toque siente que ése es su enemigo. Así es él, por eso Mario Vargas Llosa lo ha separado de su lista de amigos; por eso los derechistas honestos (sí existen) ya saben por quién votar.
Pero volvamos al trencito chavista que demuestra varias cosas; por ejemplo, que la entonces Primera Dama Keiko Fujimori, que celebraba la re-reelección fraudulenta de Alberto Fujimori en Colombia, tenía tanta familiaridad con Chávez que podía menear la cola tras él agarrándole la cintura, que el Fujimorismo es doble cara porque teniendo alegres relaciones con el chavismo quieren pasarle la papa caliente a sus enemigos políticos. Eso no se hace.
Pobre Keiko, se va quedando sin argumentos. Cuando dice que su padre nada tiene que ver con su campaña, descubren a su viejo supervisando material electoral a su favor en la Diroes. Cuando grita ellos son chavistas, ellos chavistas; aparece una foto que la muestra cuando hace trencito con el presidente venezolano; cuando dice gobernará para los trabajadores, los trabajadores le cierran la boca: oye, tú padre creó las services, tu padre nos despidió.
Cuando critica la Hoja de Ruta de consenso para la gobernabilidad de Ollanta, se cae a pedacitos su plan de gobierno casi inexistente y alguien por ahí grita: “No tiene plan, solo las órdenes de su viejo”. Va mal Keiko, cada vez está peor; tanto que ya se parece a Kenji.
Fuente: Diario la Primera
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